Las quemaduras eléctricas son quemaduras térmicas producidas por un calor de muy alta intensidad cuando el cuerpo de la víctima se convierte en una resistencia accidental, produciéndose una reacción citotóxica. Son las más devastadoras de todas las lesiones térmicas en relación con su tamaño, afectando normalmente a la piel y a tejidos más profundos.
QUEMADURAS ELÉCTRICAS
Se debe tener en cuenta que aproximadamente el 15 % de los pacientes que sufren una quemadura eléctrica tienen asociada otro tipo de lesiones traumáticas además de la quemadura, motivo por el cual se suele hablar de traumatismo eléctrico. Los traumatismos eléctricos suelen afectar principalmente a varones jovenes en el trabajo, y a niños en el ámbito doméstico. Son la causa más frecuente de amputaciones en una unidad de quemados.
El daño que provoca la corriente eléctrica depende de varios parámetros: el voltaje, el corriente (amperaje), el tipo de corriente (continua o alterna), el recorrido del flujo de corriente, la duración del contacto, la resistencia en el punto de contacto y la susceptibilidad individual.
Los diferentes tipos de traumatismo eléctrico hacen referencia a:
TRAUMATISMO ELÉCTRICO DIRECTO: hay paso de corriente eléctrica a través del organismo:
Traumatismo eléctrico de bajo voltaje (<1000 V): constituyen aproximadamente el 80% de todos los traumatismos eléctricos. Son especialmente frecuentes en la población infantil en el ámbito doméstico. La quemadura suele localizarse en la zona próxima a la lesión, que suelen ser la boca y las manos. Puede ocasionar arritmias graves.
Traumatismo eléctrico de alto voltaje (>1000 V): son quemaduras cutáneas de varios grados que se asocian la destrucción intensa de tejidos profundos afectando a múltiples órganos. Es un traumatismo similar a lo que produce un aplastamiento.
TRAUMATISMO ELÉCTRICO INDIRECTO O ARCO VOLTAICO: son consecuencia de la salida y entrada de la corriente de una parte a otra del cuerpo, especialmente en áreas de flexión como la muñeca, codos, axila o hueco poplíteo.
FLASH ELÉCTRICO: se produce una quemadura por una llama instantánea que se maneja como una quemadura por llama.
TRAUMATISMO ELÉCTRICO POR RAYO: la manifestación cutánea típica del traumatismo por rayo es un patrón eritematoso ramificado, dendrítico, arborecescente o a modo de helecho en la piel que aparece en la primera hora tras la lesión y se desvanece con rapidez (parecido a una reacción de habones y eritema). Puede producir parada cardiorrespiratoria, en la cual la reanimación cardiopulmonar es especialmente eficaz cuando se inicia con rapidez, agresividad y debe mantenerse durante bastante tiempo (> 1 hora). La electricidad que fluye a través de los tejidos genera calor. La resistencia ofrecida por los tejidos varía en función del tipo de tejido. Siendo el hueso el que más acumula, por lo que se puede decir que el daño del traumatismo eléctrico es de dentro hacia fuera (efecto Iceberg). El tejido muscular desarrolla edema y necrosis, y pueden aparecer síndromes compartimentais en las primeras 48 horas tras el traumatismo.

Las principales manifestaciones clínicas del traumatismo eléctrico son:
- Cutáneas: quemaduras de distintos grados (dérmicas y subdérmicas). Se debe intentar identificar una quemadura de entrada (de la corriente eléctrica) y una quemadura de salida (de la corriente eléctrica).
- Musculares: el comportamiento del traumatismo eléctrico con relación a los músculos es similar la un síndrome por aplastamiento. Se produce edema y necrosis muscular que produce elevación enzimática (CPK y mioglobina) y potasio. La monitorización de la elevación de la CPK es útil en el diagnóstico de daño muscular y en el control de la respuesta al tratamiento. La elevación de la mioglobina puede producir daño renal que debe ser controlado.
- Vasculares: el traumatismo eléctrico produce trombosis de los vasos.
- Cardíacas: se debe realizar la monitorización cardíaca durante por lo menos 24 horas.
El bajo voltaje: produce arritmias cardíacas de modo precoz.
Alto voltaje: produce taquicardia sinusal y cambios en la onda T.
- Neurolóxicas: las manifestaciones clínicas neurológicas son muy variables, y pueden presentarse cómo neuropatía periférica aguda (29%) o tardía, daño medular (2-5%), pérdida de conocimiento, cefalea, crisis convulsivas...
- Óseas: se producen fracturas hasta en un 10 % de los casos por tetanización muscular.
- Otras: se puede producir lesión de órganos intraabdominais, perforación abdominal, necrosis pancreática o hepática, daño renal, alteraciones oculares etc.
La reposición hidroelectrolítica en el paciente con traumatismo eléctrico no sigue la fórmula de Parkland, sino que se debe mantener una pauta de sueroterapia con Ringer Lactato para diuresis 1ml/kg/h.
El tratamiento tópico de las quemaduras del traumatismo eléctrico es igual que lo de cualquier traumatismo térmico.